Se llama planificación anual al instrumento con el que los docentes organizan su práctica educativa, articulando el conjunto de contenidos, opciones
metodológicas, estrategias educativas, textos y materiales para secuenciar las
actividades que han de realizar durante todo el año escolar.
Toda situación de enseñanza está
condicionada por la inmediatez y la imprevisibilidad, por lo que la
planificación permite: por un lado, reducir el nivel de incertidumbre y, por
otro, anticipar lo que sucederá en el desarrollo de la
clase, otorgando rigurosidad y coherencia a la tarea pedagógica en el marco de un
programa.
Cuando un docente diseña una clase
necesita reflexionar y tomar decisiones sobre aspectos que le permitan
estructurar y organizar su propuesta: fundamentos, objetivos, contendidos,
materiales, metodología, evaluación y bibliografía.
Justifica
la selección de contenidos y objetivos y explica brevemente el sentido de lo que se hará. En ella se definen claramente los alcances del curso,
se delimitan los contenidos y su nivel de profundidad y se explicita la posible articulación
con otros cursos.
Los propósitos explicitan
la intencionalidad de las
acciones que se proponen; las guían, las
orientan y expresan los logros
que se pretenden. Son las aspiraciones concretas y puntuales de la tarea cotidiana
del docente. En su hacer diario el profesor propone situaciones de enseñanza
que el estudiante deberá resolver con los contenidos que se han desarrollado.
El objetivo de una clase indica claramente el problema que se quiere plantear
al alumno.
Los contenidos son un
conjunto de saberes, un recorte arbitrario de conocimientos de un campo
disciplinar, que se considera esencial para la formación del alumno. Los
contenidos se seleccionan en función de la propuesta formativa en la que se
insertan, ya que la misma orienta su desarrollo y articulación con otros
contenidos (de cursos correlativos y posteriores, por ejemplo). La organización
y distribución de contenidos en el tiempo
debería tener en cuanta
el peso de los mismos, su importancia y prioridad en el aprendizaje del alumno.
Como materiales o
recursos didácticos se entiende la selección de textos para los estudiantes, la
elaboración de fichas o guías de trabajo, la presentación de diapositivas o
filminas con esquemas, dibujos o explicaciones, el uso de preparados y material
fresco, la formulación de problemas o casos clínicos, etc.
La
metodología es el
momento de la planificación en el que el docente piensa cómo enseñar los contenidos que se propuso, en función de los
logros formativos que busca. Al pensar la resolución metodológica de una
propuesta, se intenta dar respuesta a preguntas como: ¿cuál es la forma más
adecuada para desarrollar un tema?, ¿cuál es la estrategia para movilizar y
motivar a los estudiantes, a fin de que puedan aprender mejor?
En la resolución metodológica de una clase se ponen en
juego dimensiones relacionadas con el tipo de conocimiento, con los estilos del
docente y con las diferentes formas de aprender y tipos de aprendizaje de los
alumnos.
La evaluación educativa es una herramienta generadora de información útil respecto de la calidad de la
propuesta de enseñanza y del proceso formativo que se busca desarrollar en los alumnos.
Es decir que da cuenta de los logros y dificultades de la práctica educativa
para analizarla, comprenderla, y mejorarla. La evaluación no puede ser reducida
a un sistema de calificación, ya que es un proceso amplio, complejo y profundo.
Es habitual que la evaluación
sea identificada con la medición o cuantificación de los aprendizajes.
Esto resulta problemático porque el comportamiento humano es difícil de
cuantificar; por ello se hace necesario definir criterios de estandarización.
Ejemplo de esto es la utilización de calificaciones numéricas, lo que significa
poner en un código arbitrario y establecido las evaluaciones realizadas.
La evaluación es una acción
que se ejerce diariamente y consiste en la emisión de un juicio de valor según
parámetros de verdad considerados correctos. No es neutral, sino que supone una lectura orientada. Es decir que
el docente evalúa desde un marco conceptual propio, que sustenta una concepción
de evaluación determinada.
Según sea el objeto a evaluar, se emplean diferentes
instrumentos: observaciones, registros, entrevistas, encuestas, memorias de
clase, son apropiados para
evaluar las propuestas pedagógicas; mientras que, pruebas escritas, trabajos,
preguntas orales, resolución de problemas, son frecuentes para evaluar a los estudiantes.
La bibliografía son los textos que dan apoyo teórico
tanto a la planificación, como al desarrollo de la propuesta. Es importante que
se defina qué textos/libros son considerados básicos, y cuáles son considerados
complementarios. Esta información debe estar al alcance de los estudiantes.
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