En la enseñanza de lenguas se
distinguen entre métodos generales y específicos, tradicionales y
contemporáneos; más sin hacer válidas estas distinciones -entre otras razones
por vagas e imprecisas-, la literatura ha documentado un sinnúmero de métodos que
ha clasificado de acuerdo a: categorías lógicas (síntesis, análisis, inducción,
deducción); el aspecto de la lengua en el que centra su atención
(gramatical-léxico, fonético, etc.); las habilidades que se entrenan
(traducción, oral, escrito, de lectura); la teoría base lingüística o
psicológica del aprendizaje en la que se apoya (consciente, sugestopédico,
estructural, etc.) y también se les llama de acuerdo a su inventor o figura más
prominente (el método de Comenius, Gouin, Berlitz, Palmer, Lozano, Jorrín,
etc.).
Claro, que también sería
necesario distinguir entre los métodos diseñados para enseñar la lengua materna
(método auditivo, alfabético o fónico, lingüístico, de la oración, de la
palabra, de la vista, etc.) y aquellos diseñados o utilizados particularmente
para enseñar lenguas extranjeras o segundas lenguas (método de lectura, TPR o
respuesta física total, audiovisual, etc.) que en ocasiones se confunden.
Dada esta situación, se considera
más práctico analizar tan solo aquellos que han tenido una larga historia de
influencias en la enseñanza de lenguas extranjeras y que aún mantienen vivas
sus raíces en los métodos contemporáneos.
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