lunes, 14 de abril de 2014

Frio o Caliente, no Tibio



                                                       Reflexionemos

Apocalipsis 3, 15-19 “Conozco tus obras, no eres ni frio ni caliente. Ojalá fueras frio o caliente; pero como eres tibio, ni frio ni caliente, voy a vomitarte de mi boca. Dices que eres rico, que tienes abundancia  y no te falta nada; y no te das cuenta de que eres desgraciado, miserable y pobre, ciego y desnudo. Te aconsejo que me compres oro refinado para enriquecerte, vestidos blancos para cubrirte y no enseñar desnudas tus vergüenzas, y medicina para ungirte los ojos y poder ver. A los que amo yo los reprendo y corrijo. Se fervoroso y arrepiéntete”.
            Bendito sea Dios, que nos regala la oportunidad de compartir este mensaje de hoy.
 Apreciados hermanos, este mensaje fue dirigido por Juan a una de las siete iglesias de Asia; la parte que hoy comparto con ustedes fue dirigida a Lodicea. Es importante, que pongamos especial atención, al mensaje de Juan a Lodicea, porque es posible, que ese mensaje sea para uno de nosotros.
            Inicio mi reflexión con un reclamo que Dios nos hace a nosotros y a los hermanos que nos sintonizan “El señor conoce tus obras, el sabe si eres frio, caliente o tibio”, no podemos engañar a Dios. Él nos pide que definamos nuestra situación…..cuantas veces invitamos a algunos hermanos a realizar algún servicio, pero su frialdad hacia Dios, lo hace vacilar y rehúye a través de excusas o mentiras. Recordemos, que Dios no da las ordenes personalmente, sino que nos la envía a través de alguien, no porque no seamos dignos de que el nos hable, sino más bien, para percatarse del compromiso y la entrega que tenemos hacia expansión del reino de Dios.
            Por otro lado, ¿por qué si decimos que somos ricos? El señor nos llama “Miserable, desgraciado, pobre, ciego y desnudo.” Seguramente, me atrevo a especular, que Dios nos llama así, porque las cosas que tenemos en el mundo terrenal, no nos sirven para alcanzar la vida eterna (Así como le pasó al joven  rico, cuando el señor le dijo, ahora anda y vendo todo lo que tiene y dáselo a los pobres). Por lo tanto, no importa cuanto poseamos en este mundo, esas cosas no son buenas para obtener el reino de Dios, ya que la vida eterna, no se compra con dinero, ni con vestidos, ni con medicina.
            Por ultimo, el señor dice: “A los que yo amo los reprendo y los corrijo”  . En mi caso, me pregunto en ocasiones, porque hay tantas personas que deshonran los mandatos de Dios y toda su vida es un gozo y un deleite, sus planes son prósperos y todo le sale sin el más mínimo esfuerzo. Pues, en esas palabras de Juan he encontrado las respuestas a mis angustias y preocupaciones.  
            Comprendo que cuando las cosas no me salen bien, es que mi Dios, como un buen Padre, me reprende y me corrige, cuando no está de acuerdo con alguna iniciativa nuestra que no sea favorable a mi vida y a su reino. Así pues, hermano y hermana, si notas que  algunas cosas no te salen bien, no culpes a nadie, es sólo que  Dios, no ve con buenos ojos tu plan.
            Oremos
            Dios Padre bueno, concédeme resignación cuando mis planes no sean de tu agrado, ayudame a aceptar con amor tu voluntad, pues todo lo tuyo es perfecto. Tu conoces mis obras, tu sabes si soy frio, tibio o caliente, concédeme la gracia de ser favorecido con la sabiduría de Salomón, para no errar y así vivir siempre bajo tu santa y poderosa protección. Amen.



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