El origen
de un terremoto se relaciona con causas diversas: hundimiento de las cavidades
del subsuelo, desplazamientos de rocas, presencia de actividad volcánica. No
obstante, se pueden producir sismos tectónicos, provocados por violentas
distorsiones del interior de la Corteza Terrestre relacionados con el
desplazamiento de las placas, son las más importantes. Los movimientos de placas
generan la fractura de estratos rocosos y, consecuentemente, fuertes sacudidas.
Generalmente, los terremotos se encuentran asociados
a las erupciones volcánicas. Así, se
ha constatado la frecuencia de temblores a lo largo del litoral del Pacifico, un área que concentra, así mismo, el mayor
numero de volcanes activos del Planeta. (Gran Enciclopedia Espasa 19, 2005, p.
11,280)
PLACAS:
La corteza de la Tierra está conformada por una docena de placas de
aproximadamente 70 km de grosor, cada una con diferentes características
físicas y químicas. Estas placas (tectónicas) se están acomodando en un proceso
que lleva millones de años y han ido dando la forma que hoy se conoce a la
superficie del planeta.
Estas han
dado origen a los continentes y los relieves geográficos en un proceso que está
lejos de completarse. Habitualmente estos movimientos son lentos e
imperceptibles, pero en algunos casos estas placas chocan entre si como
gigantescos témpanos de tierra sobre un océano de magma, presente en las
profundidades de la Tierra, impidiendo su desplazamiento.
Cuando
esto ocurre una placa comienza a desplazarse sobre o bajo la otra originando
lentos cambios en la topografía. Pero si el desplazamiento es dificultado,
comienza a acumularse una energía de tensión que en algún momento se liberará y una de las placas se moverá
bruscamente contra la otra rompiéndola y liberándose entonces una cantidad de
energía que origina el terremoto.
Fallas "son zonas en que las
placas ejercen fuerza entre ellas, y son desde luego, los puntos en que con más
probabilidad se originen los fenómenos sísmicos. Sólo el 10 % de los terremotos
ocurren alejados de los límites de estas placas”. (Mayer, 1986, p. 77).
Ahora bien estos pliegues no se
producen siempre lentamente como en los casos de elevación y descenso de las
costas. A veces bajo las presiones de las gigantescas fuerzas centrales del
globo, los estratos al doblarse ya sea bajando o subiendo se quiebran.
En ocasiones, zonas enteras de
estratos pueden quedar aplastadas y desechas, las capas pueden desligarse las
unas sobre las otras, dislocarse y agrietarse, debido precisamente a estos
fenómenos de dislocación interna, el estrato conmovido por el choque produce
vibraciones, las cuales se propagan instantáneamente a todas las capas
superiores y circundantes.
Desde el
punto de vista interior donde se ha producido la fractura, se inicia una
sacudida que llega a la superficie de la tierra y origina un estremecimiento
del suelo: un terremoto o sismo. Han recibido el nombre de terremotos
tectónicos porque están relacionados con la arquitectura del globo, porque
originan el relieve terrestre.
Los terremotos volcánicos son los
que provienen de la acción volcánica, preceden a las erupciones, las acompañan,
o son una consecuencia debido al agrietamiento del cono volcánico.
Su causa
es la fuerza expansiva de los gases y vapores que producen explosiones durante
la ascensión del magma. No bien cesa la presión ejercida sobre los gases, se
escapan con formidable impulso, conmoviendo el volcán y parte de los terrenos
circundantes.
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