“Se
denomina contaminación acústica (o
contaminación sonora) al exceso de sonido que altera las condiciones normales
del ambiente en
una determinada zona. Si bien el ruido no se acumula, traslada o mantiene en el
tiempo como las otras contaminaciones, también puede causar grandes daños en
la calidad
de vida de las personas si no se
controla bien o adecuadamente”. (Freeman, 1997,
p. 19).
El
término contaminación acústica hace referencia al ruido (entendido como sonido
excesivo y molesto), provocado por las actividades humanas (tráfico,
industrias, locales de ocio, aviones, etc.), que produce efectos negativos
sobre la salud auditiva, física y mental de las personas.
Este
término está estrechamente relacionado con el ruido debido
a que esta se da cuando el ruido es considerado como un contaminante, es decir,
un sonido molesto que puede producir efectos nocivos fisiológicos y psicológicos para
una persona o grupo de personas. Las
principales causas de la contaminación acústica son aquellas relacionadas con
las actividades humanas como el transporte, la construcción de edificios y
obras públicas, las industrias, entre otras.
Un informe de la Organización Mundial de
la Salud (OMS),
considera los 70 (dB)
decibelios, como el límite superior deseable.
En
España, se establece como nivel de confort acústico los
55 dB. Por encima de este nivel, el
sonido resulta pernicioso para el descanso y la comunicación.
Según
estudios de la Unión
Europea (2005). “80 millones de
personas están expuestas diariamente a niveles de ruido
ambiental superiores a 65 dB y otros 170 millones, lo están a
niveles entre 55-65 dB”.
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