Así
como las personas adultas poseen las citadas capacidades y características, de
igual manera, existen unos factores que la afectan y que influyen negativamente
en su aprendizaje.
Entre estos se encuentran: “posee
una extrema susceptibilidad, la que puede herirse fácilmente con cualquier
palabra o acción. La persona se puede sentir marginada, manteniéndose callada,
poco comunicativa o contestando con monosílabos. Tienen la tendencia de ocultar
su ignorancia y deficiencias. Se siente avergonzada de asistir a la escuela,
por temor a que las demás personas descubran su ignorancia. Posee hábitos y
costumbre que han sido adquiridos en el transcurso de su vida, a veces
indeseables, y de los cuales no quiere desprenderse lo que puede interferir en
la acción de su educación”.[1]
[1] SEE/DGEA.
(2009). Cuaderno de capacitación para facilitadores / as de la alfabetización
de personas jóvenes y adultas, p. 14.
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