MINERD (2004, p. 7). Señala que: “La etapa
preoperacional es de suma importancia para el desarrollo de lenguajes, ya que
el niño descubre la necesidad de comunicarse. De hecho, el pensamiento simbólico
de esta etapa lleva al niño y a la niña a expresarse a través de gestos, del
juego, del dibujo y de la palabra con la intención de comunicar. Esta comunicación
descubre la interioridad de una persona hacia las otras, y en este intercambio
crece el pensamiento a la vez que las relaciones sociales”.
En esas formas diferentes de comunicación se hace la
distinción entre los gestos, el juego y el dibujo, por una parte, y la palabra,
por otra, en vista de que los primeros son lenguajes más personales, mientras
que la palabra es un símbolo social. La palabra es una forma de simbolizar o
representar la realidad construida socialmente, lo que posibilita una mayor
comunicación. Por esta cualidad, la palabra puede ser asumida como “el
lenguaje”, en singular.
“El lenguaje puede variar radicalmente, todo se da
gracias a las condiciones innatas, ya que, estas pueden ser heredadas y también
atribuidas a la posición cultural o social en la cual se desarrolle el individuo”.
(MINERD, 2004, p.8).
De O a 2 años, a esta edad el niño y la niña
descubren el sonido de su voz y
disfrutan de jugar con éste y de utilizarlo en sus interacciones con otras
personas. La segunda mitad del primer año es la etapa del balbuceo. El bebé es
capaz de producir una gama de sonidos y modificar sus balbuceos en respuesta a
los sonidos que oye. La mayoría de los niños y las niñas pueden decir algunas
palabras alrededor de los 12 meses.
Sin embargo, el habla verdadera no surge, por lo general,
hasta los 15 meses, cuando dominan unas cuantas palabras y cuando está por
terminar la etapa sensoriomotriz para dar paso al pensamiento simbólico. Hasta
entonces, usan una jerga expresiva, que suena como habla pero no se entiende.
En cada etapa, el lenguaje receptivo (lo que pueden entender) está más avanzado
que el lenguaje productivo (lo que pueden comunicar). Esto debe tenerse
especialmente en cuenta para no dirigirse a ellos y ellas en su “media lengua”,
pensando que no comprenden, sino en el lenguaje normal entre adultos o adultas,
lo que, también, les va a estimular su desarrollo.
De 2 a 6 años, es en esta etapa cuando aparecen los
errores gramaticales. Errores, como cuando dicen “cabió” en vez de cupo, o
“cabo” en vez de quepo, se deben a que se han descifrado algunas de las reglas
generales del idioma español, un logro impresionante considerando que existen
muchas reglas y gran número de excepciones en nuestro idioma.
Si bien estos errores deben ser corregidos, es
importante que con la corrección el niño y la niña sientan que el educador o la
educadora aprecian el esfuerzo que realizan y comprende que son parte de su
proceso de cambio.
Pero, además, pueden avanzar también en forma
impresionante en el dominio del lenguaje. El niño o la niña de dos años puede
haber desarrollado, gracias a un adecuado proceso de socialización y
pedagógico, un vocabulario de alrededor 200 ó 300 palabras y habla básicamente
en oraciones de dos o tres palabras. En contraste, el niño o la niña de 6 años puede
llegar a dominar un vocabulario productivo de alrededor de 2,500 palabras y un
vocabulario receptivo que puede ser de hasta 14,000. A esta edad ya el niño y
la niña hablan usando oraciones complejas y “comprenden” la gramática de su
lenguaje, que quiere decir que la utilizan, aunque de manera intuitiva.
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