Reflexionemos
Apocalipsis
3, 15-19 “Conozco tus obras, no eres ni frio ni caliente. Ojalá fueras frio o
caliente; pero como eres tibio, ni frio ni caliente, voy a vomitarte de mi
boca. Dices que eres rico, que tienes abundancia y no te falta nada; y no te das cuenta de que
eres desgraciado, miserable y pobre, ciego y desnudo. Te aconsejo que me
compres oro refinado para enriquecerte, vestidos blancos para cubrirte y no
enseñar desnudas tus vergüenzas, y medicina para ungirte los ojos y poder ver.
A los que amo yo los reprendo y corrijo. Se fervoroso y arrepiéntete”.
Bendito sea Dios, que nos regala la
oportunidad de compartir este mensaje de hoy.
Apreciados hermanos, este mensaje fue dirigido
por Juan a una de las siete iglesias de Asia; la parte que hoy comparto con
ustedes fue dirigida a Lodicea. Es importante, que pongamos especial atención,
al mensaje de Juan a Lodicea, porque es posible, que ese mensaje sea para uno
de nosotros.
Inicio mi reflexión con un reclamo
que Dios nos hace a nosotros y a los hermanos que nos sintonizan “El señor
conoce tus obras, el sabe si eres frio, caliente o tibio”, no podemos engañar a
Dios. Él nos pide que definamos nuestra situación…..cuantas veces invitamos a
algunos hermanos a realizar algún servicio, pero su frialdad hacia Dios, lo
hace vacilar y rehúye a través de excusas o mentiras. Recordemos, que Dios no
da las ordenes personalmente, sino que nos la envía a través de alguien, no
porque no seamos dignos de que el nos hable, sino más bien, para percatarse del
compromiso y la entrega que tenemos hacia expansión del reino de Dios.
Por
otro lado, ¿por qué si decimos que somos ricos? El señor nos llama “Miserable,
desgraciado, pobre, ciego y desnudo.” Seguramente, me atrevo a especular, que
Dios nos llama así, porque las cosas que tenemos en el mundo terrenal, no nos
sirven para alcanzar la vida eterna (Así como le pasó al joven rico, cuando el señor le dijo, ahora anda y
vendo todo lo que tiene y dáselo a los pobres). Por lo tanto, no importa cuanto
poseamos en este mundo, esas cosas no son buenas para obtener el reino de Dios,
ya que la vida eterna, no se compra con dinero, ni con vestidos, ni con
medicina.
Por
ultimo, el señor dice: “A los que yo amo los reprendo y los corrijo” . En mi caso, me pregunto en
ocasiones, porque hay tantas personas que deshonran los mandatos de Dios y toda
su vida es un gozo y un deleite, sus planes son prósperos y todo le sale sin el
más mínimo esfuerzo. Pues, en esas palabras de Juan he encontrado las respuestas
a mis angustias y preocupaciones.
Comprendo que cuando las cosas no me
salen bien, es que mi Dios, como un buen Padre, me reprende y me corrige,
cuando no está de acuerdo con alguna iniciativa nuestra que no sea favorable a
mi vida y a su reino. Así pues, hermano y hermana, si notas que algunas cosas no te salen bien, no culpes a
nadie, es sólo que Dios, no ve con
buenos ojos tu plan.
Oremos
Dios
Padre bueno, concédeme resignación cuando mis planes no sean de tu agrado,
ayudame a aceptar con amor tu voluntad, pues todo lo tuyo es perfecto. Tu
conoces mis obras, tu sabes si soy frio, tibio o caliente, concédeme la gracia
de ser favorecido con la sabiduría de Salomón, para no errar y así vivir
siempre bajo tu santa y poderosa protección. Amen.
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